jueves, 3 de marzo de 2011

El Consumo de Lácteos No Influye en la Longevidad.



 A pesar de la preocupación por las grasas saturadas en los lácteos, la leche y el queso en la dieta no influirían en la longevidad, según un nuevo estudio de investigadores holandeses.
Los autores, que siguieron durante una década a más de 120.000 adultos mayores, no hallaron en los hombres una relación entre el consumo de lácteos y el riesgo a morir durante el estudio.
En las mujeres, un alto consumo de grasa láctea (proveniente de la manteca y otros productos enteros) estuvo asociado con un pequeño aumento de la mortalidad, en especial por cardiopatías.
En cambio, el consumo de productos de leche agria entera, como el yogur y la crema agria, estuvo asociado con un leve descenso de la mortalidad en hombres y mujeres.
Nada de esto prueba que los lácteos hayan aumentado o reducido los riesgos. Y si así fuera, los efectos serían mínimos.
De modo que los resultados no son un motivo para que la población aumente o disminuya su consumo de lácteos, comentó por correo electrónico la autora principal, doctora R. Alexandra Goldbohm, de TNO Quality of Life, Leiden, Holanda.
Hasta ahora se desconoce cómo influyen exactamente los lácteos en el riesgo a desarrollar enfermedad cardíaca u otros problemas crónicos.
Por un lado, la leche entera aporta grasas saturadas, que pueden elevar el colesterol y favorecer la aparición de enfermedad cardíaca. Y algunos estudios, aunque no todos, relacionaron un alto consumo de lácteos enteros con un mayor riesgo a desarrollar ciertos cánceres, como el de próstata.
Por otro lado, otras investigaciones sugirieron que el calcio, la proteína y las grasas insaturadas de los lácteos tendrían beneficios para la salud que irían desde bajar la presión hasta mejorar el control del peso.
Pero, en cuanto a la longevidad, el nuevo estudio sugiere que los lácteos "no son ni muy dañinos ni muy beneficiosos.
Los resultados surgen de 120.852 adultos, de 55 a 69 años, estudiados durante 10 años. Al inicio, todos respondieron cuestionarios sobre su alimentación.
En una década murieron unos 16.000 participantes. En los hombres no hubo una relación clara entre el consumo de distintos lácteos y el riesgo a morir durante el estudio.
Pero, en las mujeres, por cada 10 gramos diarios más de manteca, la posibilidad de morir durante el estudio aumentó un 4 por ciento. Algo similar ocurrió al analizar la grasa que aportaban otros productos lácteos y tras considerar factores como el peso, la dieta y el ejercicio.
En las 692 mujeres que murieron por enfermedad cardíaca, el riesgo creció junto con el consumo de manteca.
Para Goldbohm, se necesitan más estudios para confirmar todo efecto protector de los productos lácteos fermentados.
American Journal of Clinical Nutrition

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