La aplicación nanotecnológica en alimentación debe ir en consonancia con el desarrollo de métodos de control para evitar posibles riesgos de toxicidad.
La nanotecnología es la ciencia que trabaja a escala nanométrica, es decir, a niveles tan pequeños como moléculas y átomos. En el sector de la alimentación, esta disciplina ya ha dado algunos pasos en campos como la producción agrícola, el tratamiento de aguas o la detección y control de plagas. Algunos de los más prometedores han sido la formación de envases o equipos de recubrimiento de alimentos que permiten que estos se mantengan limpios y libres de patógenos durante más tiempo. La producción de nanopartículas, un campo relativamente nuevo, necesita contar con métodos para su detección y caracterización, de ahí que las investigaciones estén centradas sobre todo en desarrollar sistemas analíticos que permitan localizarlas en los alimentos.
Desde marzo de 2010 y hasta diciembre de 2012, un consorcio europeo de investigadores lleva a cabo un proyecto para desarrollar métodos de detección de nanopartículas en alimentos. El objetivo es dar respuesta a la preocupación por el uso de esta técnica a lo largo de toda la cadena de producción, lo que podría denominarse "nanoseguimiento". Una de las principales necesidades es contar con leyes que protejan a los consumidores de posibles riesgos, ya que hasta el momento estos alimentos se rigen por la normativa que se aplica a los nuevos alimentos. En agricultura, la nanotecnología tiene como finalidad mejorar la eficiencia y productividad de las semillas mediante el uso de alta vigilancia electrónica. Se aplica con la intención de mejorar el sabor, la textura, el aspecto, el contenido nutricional y la durabilidad de los alimentos a través de la manipulación a escala atómica.
Revisiones completas
Las nuevas técnicas y métodos aplicados a los alimentos llevan implícitos posibles riesgos nuevos que deben valorarse. De ahí que deban evaluarse con rigor los ingredientes en forma de nanopartículas antes de autorizar su uso. Las propiedades de estas sustancias no se rigen por las mismas leyes físicas que otras partículas más grandes.
Las propiedades físicas o químicas (como el color, la solubilidad, la reactividad química o la toxicidad) son, por tanto, muy distintas. En febrero de 2009, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria publicó un dictamen sobre los riesgos potenciales derivados de la nanociencia aplicada en alimentos y piensos.
Entonces, las principales conclusiones fueron que los datos sobre la exposición y toxicidad oral a los nanomateriales son limitados y que debe incluirse, en la identificación y caracterización de los riesgos, información sobre si el material se ingiere en forma nano o no. El informe concluyó también que las nanopartículas, por su diminuto tamaño, pueden circular por el organismo de forma distinta a como lo hacen otras partículas más grandes y que, por tanto, es necesario realizar evaluaciones de riesgo para cada caso. Hay que fijar controles específicos para determinar una posible toxicidad.
El "top ten" de la nanotecnología
Las nanopartículas son capaces de detectar bacterias, prolongar la vida útil de los alimentos o mejorar ciertas condiciones organolépticas. Algunos de los principales beneficios de la calidad e inocuidad de los alimentos son:
1. Sensores capaces de detectar contaminación por E.coli.
2. Películas comestibles elaboradas con ingredientes de canela o aceite de orégano con actividad antimicrobiana.
3. Prolongación del tiempo de almacenamiento de los alimentos.
4. Mejora de los nutrientes, como vitaminas, antioxidantes o aceites saludables a través de la nanoencapsulación.
5. Creación de envases ecológicos a partir de maíz orgánico.
6. Reducción del uso de plaguicidas y otros productos químicos.
7. Creación de códigos de barras en las etiquetas que permiten rastrear el camino que siguen los alimentos.
8. Mejora de la textura de los productos con pequeños cristales de tamaño nanométrico.
9. Potenciación del sabor.
10. Eliminación e identificación de bacterias.
1. Sensores capaces de detectar contaminación por E.coli.
2. Películas comestibles elaboradas con ingredientes de canela o aceite de orégano con actividad antimicrobiana.
3. Prolongación del tiempo de almacenamiento de los alimentos.
4. Mejora de los nutrientes, como vitaminas, antioxidantes o aceites saludables a través de la nanoencapsulación.
5. Creación de envases ecológicos a partir de maíz orgánico.
6. Reducción del uso de plaguicidas y otros productos químicos.
7. Creación de códigos de barras en las etiquetas que permiten rastrear el camino que siguen los alimentos.
8. Mejora de la textura de los productos con pequeños cristales de tamaño nanométrico.
9. Potenciación del sabor.
10. Eliminación e identificación de bacterias.
NORMAS INTERNACIONALES
La Organización Internacional de Normalización (ISO), responsable de desarrollar normas internacionales para facilitar el comercio y el intercambio de información, acaba de publicar nuevas medidas internacionales para evaluar la toxicidad de la nanotecnología aplicada a los alimentos. El motivo de esta medida ha sido el cada vez mayor crecimiento de las aplicaciones nanotecnológicas en el sector alimentario. Esta tendencia al alza ha conducido, según los responsables de las nuevas normas, a una creciente preocupación por parte de investigadores, fabricantes o consumidores.
Con la aplicación de nuevos materiales y técnicas se manifiestan nuevas propiedades y efectos hasta ahora desconocidos. Uno de ellos es el riesgo de exposición a sustancias potencialmente tóxicas, sobre todo en trabajadores de las industrias que usan la nanotecnología. Garantizar la seguridad de estas partículas es fundamental, según los responsables de ISO, tanto para los trabajadores como para los consumidores. Por este motivo, han aprobado la norma ISO 10808:2010, destinada a garantizar que los análisis para establecer la toxicidad por inhalación de nanopartículas en el aire son fiables y aplicables en todo el mundo.
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