Una técnica desarrollada en Valencia mejora la calidad y prolonga la vida útil de los ingredientes alimentarios

Los productos biológicos y los alimentos enriquecidos están de moda. Las advertencias de la Organización Mundial de la Salud (OMS) acerca de la necesidad de seguir una dieta equilibrada y consumir alimentos frescos y de buena calidad para prevenir la obesidad, las enfermedades cardiovasculares o incluso la osteoporosis van calando en la población, pero sobre todo en los fabricantes de productos lácteos o de galletas, por poner dos ejemplos. La fibra, el calcio, el omega-3 y el L-casei son las últimas estrellas del marketing de la industria alimentaria, consciente de que la gente necesita pensar que en su cesta de la compra reside la clave de un buen estado de salud.

Por todo ello es tan relevante, desde un punto de vista comercial y de salud pública, la investigación en la que se encuentra sumida el Centro Tecnológico Agroalimentario (Ainia) de Valencia, gracias a la cual los alimentos del futuro tendrán una vida útil más larga, sus principios activos estarán más protegidos y gozarán de mejores características sensoriales.

Seguridad alimentaria

Apoyándose en las potencialidades de la nanotecnología —ampliamente reconocida y desarrollada en otros campos como la electrónica, la biomedicina, la farmacia o el sector energético, pero todavía incipiente en la alimentación— se desarrollarán familias de nuevos ingredientes funcionales y productos enriquecidos. Así, por ejemplo, permite obtener bebidas con calcio, condimentos enriquecidos con hierro o fósforo o alimentos funcionales enriquecidos con vitaminas y minerales.

Las investigaciones —llevadas a cabo por el Ainia con el apoyo del Instituto de la Mediana y Pequeña Industria de la Generalitat—, han permitido identificar los aditivos alimentarios potenciales para nanoencapsular vitaminas y minerales (A,B,C), aceites y ácidos grasos (Omega3, aceites esenciales), antioxidantes, extractos y compuestos bioactivos (aminoácidos), aromas como la menta, el limón o el tomillo y enzimas, que «aseguran la calidad y la seguridad alimentaria de los nuevos productos que los incorporan». «Estamos frente a un proyecto innovador, de futuro y revolucionario que una vez más sitúa a los Institutos Tecnológicos de la Comunidad como referentes de innovación y de vanguardia», señaló ayer el director del Impiva, Daniel Moragues.

En suma, se trata de una tecnología útil y de vanguardia —en sintonía con las tendencias del mercado, que es como más rédito se extrae a las inversiones en I+D+i—, que permitirá a las empresas desarrollar productos con ingredientes sanos y mejorados que hasta ahora no estaban disponibles en el mercado.
Fuente:
http://www.actualidad.ainia.es

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